lunes, 16 de julio de 2007

Exposicion del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc ante la Reunion de Jefes de Estado de la Comunidad Europea el 8 de febrero del 2002



(Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a
más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad
Europea,el Cacique Guaicaípuro Cuatemoc logró inquietar a su audiencia
cuando dijo:)

Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que
celebran el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace
cuarenta
mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo
quinientos años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante.
Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder
descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por
Judas,
a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con
intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin
pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también
puedo
reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel,
recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año
1503
y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16
millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos
cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de firgurarme que los europeos, como

Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé
de
las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las
Indias,
o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del
capitalismo y la actual civilización europea se deben a
la inundación de metales preciosos! ¡No! Esos 185 mil kilos de oro y
16
millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de
muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo
de
Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de
guerra,
lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la
indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de
estas
hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de
un
plan 'MARSHALLTESUMA'', para garantizar la reconstrucción de la
bárbara
Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos
musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y
otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos
preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo
menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el
Fondo
Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en
armadas
invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo,
sin
otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN,
como en Panamá, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500
años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de
independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la
energía
barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman
según
la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a
reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses
que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro
hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30
por
ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos
del
Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales
preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento,
acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto,
informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su
deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas
cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más
de
300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata.
¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio
milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese
módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso
financiero
y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los
indoamericanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a
los
pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su
compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa,
que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda
histórica...'

Palabras de Confucio


La vida conduce al hombre serio por caminos tortuosos...
A menudo su marcha pierde vigor, pero pronto vuelve a recuperarlo y endereza sus pasos.
Pensamientos alados se convierten en palabras...
La pesada carga del saber debe encerrarse en el silencio.
Alli donde dos almas se encuentran en la intimidad de sus corazones,
no hay barreras ni de bronce ni de hierro que puedan detenerlos.
Alli donde dos almas se encuentran en lo hondo de su corazon,
sus palabras son dulces y fuertes, como el aroma de las orquideas.

miércoles, 11 de julio de 2007

El poeta en alquiler ha comenzado su periplo eterno